Por Laylaah Miyezaki, psicóloga y sanadora energética.
Este tema ha tenido gran importancia desde la psicología. El médico, psicólogo y
psiquiatra Carl Gustav Jung lo había abordado, como se ve expresado en su frase “Prefiero ser una persona completa a ser una persona buena”, ser completo es saber moverse y danzar con los opuestos de aquello que es bueno y aquello que no lo es. Todos tenemos integrada una psique humana, que está compuesta de mente consciente y de mente inconsciente. La mente consciente es esa cara que queremos presentarle al mundo, mientras que la mente subconsciente es aquella que está "guardada” o que de manera voluntaria no deseamos que sea conocida; esta se presenta, por ejemplo, a través de sueños o frases que parecen sin sentido en medio de una conversación. De hecho, la mente subconsciente tiene un rol muy importante y es protegernos de aquello que el subconsciente siente como amenaza, y que probablemente no lo recordamos y a veces sale al exterior a través de sueños.
Es importante comprender, de manera muy breve, como concibe la mente Jung. Él llama
a la mente la psique y la divide en tres conceptos: consciente, inconsciente individual e
inconsciente colectivo. La Sombra está custodiada por el inconsciente colectivo y siempre estará buscando manifestarse en cualquier aspecto de nuestra vida. Es entonces un arquetipo, una manifestación del inconsciente colectivo; en donde no es posible
encontrarlo como algo que sea visible, sino como aquellas memorias de antepasados, que se transfieren de generación en generación.
Estas memorias, sin darnos cuenta, se proyectan en nuestra realidad visible y es ahí
cuando la sombra toma gran importancia dentro de los arquetipos de Jung. Quien comenta
que el permitir reconocerla da paso a los procesos de individuación (El despertar de nuestro potencial y conciencia individual, el vencimiento de resistencias y el alcance de la libertad sin la carga del miedo). Esto quiere decir que nacemos completos y a medida que vamos creciendo, empezamos a integrar condicionamientos para ser aceptados, y así evitar ser rechazados; por lo tanto, en la individuación es donde empezamos a reconocernos y a volver a nuestro estado de completitud.
Estas limitaciones se empiezan a gestar en los primeros años de vida al interior de
nuestro ambiente familiar y son aquellas acciones que nos dicen lo que SÍ se “debe” y lo
que No se "debería”hacer, todo aquello que queda reprimido y que da lugar a la sombra, está alojado en el inconsciente. Para ampliar un poco más el concepto de Sombra, es preciso entender primero los arquetipos: Es importante reconocerlos (pues la sombra es un arquetipo como lo mencionamos anteriormente), porque de allí vamos a comprender mas adelante el concepto de sombra y como así poder abrazarla y no estar divididos como entidades fragmentadas.
Los arquetipos son entonces esas experiencias o recuerdos de nuestros ancestros, de nuestras familias y de nuestras culturas, que nos permiten relacionarnos con el mundo. Son esos patrones de manifestación en nuestra vida cotidiana. Principalmente hablamos de tres arquetipos:
1. Los arquetipos que se dan a través de algunas experiencias y recuerdos de nuestros
primeros antepasados son conductas aprendidas, formas de proyectarnos y de
manifestarnos a través de nuestras palabras y gestos.
2. Aquellos arquetipos que pasan a ser patrones emocionales y de conducta; estos se
encargan de formar nuestras sensaciones, imágenes y percepciones.
3. Los arquetipos que heredamos de otras culturas y se dan de generación en generación.
Miremos ahora como interviene la sombra: Podemos entender la sombra como aquellas manifestaciones del inconsciente que conforman nuestra personalidad, aquellas características que rechazamos; pero además no reconocemos como propias porque no las hemos integrado.
A lo largo de nuestro transitar, nos han dicho que lo malo hay que rechazarlo, que solo es
posible ser aceptado por aquellas características de nuestra personalidad que entran en
la “categoría” de buenas, como son la compasión y el compañerismo, por mencionar algunas. Lo que esté en disonancia con estas, debería desaparecer, por lo tanto, nuestra lucha se ha dado para deshacernos de ese lado “oscuro” u “oculto” que nadie más que nosotros conoce, por ejemplo características como la competencia, el egoísmo y la envidia, son rechazadas socialmente y a si mismo por nosotros. Lo que no hemos comprendido, es
que mientras mas luchemos por deshacernos de estas, mas integrados las vamos a tener. Si, así es, en el intento por deshacernos de una parte nuestra, esta toma mas fuerza y se
apodera de nosotros, aquí cabe muy bien aquella frase que dice: “Aquello a lo que te
resistes, es aquello que persiste”.
La sombra no es una entidad que podemos reconocer, donde su construcción ya está
terminada, sino que es algo que vamos construyendo, ella se alimenta de aquellas
experiencias que queremos mantener ocultas o que socialmente no son aceptadas,
formadas por el inconsciente individual y el colectivo. Por tanto eso que desechamos, no quiere decir que sea malo.
Aquí radica la clave de la sombra: Cuando logramos integrar estos dos opuestos, logramos el equilibrio y así empezamos a tener mas coherencia entre lo que decimos y lo que sentimos.
Cuando nos mostramos como somos de manera real sin estar preocupados por lo que los demás pueden pensar, podemos decir que empezamos a equilibrar la sombra y la personalidad. La sombra surge de las polaridades, de lo que queremos mostrar y lo que no podemos mostrar, porque la personalidad no lo reconoce. Se alimenta de juicios, culpa, chismes, criticas, comparaciones, mentiras... pero la clave está en que no tenemos que “matar” la sombra, debemos integrarla y ella se mostrará; por ejemplo, hay algunas señales en las que la sombra puede estar actuando, si con las personas nos comportamos de una manera amable, colaboradora, amorosa, y en casa somos diferentes: gritamos, nos irritamos con facilidad y tenemos baja tolerancia.
La sombra siempre tiene algo que decir y cuando no la escuchamos ella se manifiesta
en forma de ansiedad, culpa, miedo y depresión. La forma en la que la sombra nos comunica sus mensajes es a través de la proyección, un mecanismo de defensa por el que el sujeto atribuye a otras personas las propias virtudes o defectos, incluso sus carencias. Cualquier cosa que nos enfada, que queramos cambiar, incluso sin saber su razón, es una clara manifestación de la proyección y evidentemente estamos ante una expresión de la
sombra. No te resistas a ello, ¿para qué te estas oponiendo?, cuando sientas que esto
está sucediendo, es importante reflexionar, tener consciencia de las proyecciones y así encontrar tu estado de plenitud, encontrar esa historia oculta que estás proyectando.
En conclusión, la sombra es permitirnos ser quienes realmente somos y encontrar la coherencia, entre el YO en soledad y el YO en sociedad. Es normalizar y entender que somos luz y sombra. Cuando hablamos de estados en donde nos podemos sentir completos, dejamos esa lucha interna por lo que es bueno y soltamos la mascara de nuestra única versión...nos integramos para ser seres en completud.
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